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Collingsonthehumansignificanceofclimatechange

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David Collings, 2014, Stolen Future, Broken Present: On the Human Significance of Climate Change, Open Humanities Press.

 

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23 de octubre de 2016.

Buenas noches, compañeros:

 

Debo decir que la lectura de Stolen Future, Broken Present me resultó muy difícil, por su temática, no por su estilo pues, como Gabriela mencionó con respecto a Morton, aquí nos encontramos con las bondades del estilo anglosajón. Menciono esta dificultad pues considero que se relaciona directamente con la propuesta que nos hace Gabriela para pensar el texto y que concierne a los aspectos informativos. El libro de Collings prescinde tanto de los referentes teóricos a los que estamos acostumbrados (o al menos nos obliga a escarbar en las notas de pie de página para encontrarlos) que a medio libro interrumpí la lectura para leer sobre el perfil académico del autor. Me encontré que, al igual que Morton, su trasfondo está en el estudio del romanticismo literario. Sin embargo, a diferencia de Morton, el libro de Collings me parece más cercano a los textos llamados de divulgación como los que publican periodistas y otros comunicadores de temas científicos o políticos como Naomi Klein en su libro This Changes Everything. La dificultad a la que me referí al iniciar este párrafo consistió en que durante la lectura me sentí rebasado por la incertidumbre que produce el leer sobre una serie de fenómenos sumamente complejos que solo podemos conocer a través de la doble mediación de los científicos especializados y quienes divulgan sus hallazgos mediante diversas estrategias discursivas. En fin, que aquí resonó todo el tiempo la conferencia de Jacques Derrida con su mención de la competencia de nuestra incompetencia como profesionales de las humanidades. 

 

El gran problema discursivo en torno al llamado cambio climático está bastante bien planteado en la introducción de Collings, pero en su programa de televisión Jimmy Kimmel también lo aborda de una manera más simplificada al ridiculizar las declaraciones de Sarah Palin.

 

 

Muchos medios de comunicación en Estados Unidos, y los comunicadores patrocinados por corporaciones y el Partido Republicano estadounidense, han presentado el problema como si se tratase de un debate que cuenta con dos posturas. Esto es posible porque la información relacionada con el cambio climático requiere de un conocimiento especializado que la mayoría no tenemos y, como Collings argumenta en su libro, las implicaciones de abordar enteramente la gravedad potencial del cambio climático ponen en tela de juicio los fundamentos mismos sobre los cuales descansan nuestros estilos de vida (principalmente en el mundo desarrollado) y aspiraciones (especialmente en aquellos países, como el nuestro, donde nunca se ha cumplido la promesa del supuesto desarrollo). 

 


 

Vuelvo a esa expresión inicial de dificultad. La lectura me resultó difícil porque por un lado me embargó la sensación de desesperación e impotencia al enfrentarme a proyecciones tan calamitosas, pero por otro lado siempre me acompañó ese escepticismo producto de tanta lectura de teóricos de la sospecha; pues, finalmente, Collings también está hilvanando una serie de datos para construir su interpretación de la catástrofe por venir. El asunto del cambio climático, o de plano ecocidio, es particularmente difícil porque tiene mucho que ver con los ámbitos de la fantasía y el deseo. Eso, aunado con el hecho de que se manifieste de formas parciales y hasta ahora imposibles de aprehender como una totalidad digerible, hace que fracasemos como colectividad humana no solo al momento de buscar soluciones sino, simplemente, de pensarlo como problema. Tampoco ayuda que no se trate de un fin del mundo proyectado como aniquilación total, sino como esa novedad histórica, por lo tanto monstruosa, diría Derrida, que nos obliga a habitar las ruinas. 

 

En los primeros tres capítulos, y en el apéndice, Collings nos resume la información que el consenso de la comunidad científica ha elaborado con respecto al cambio climático y sus implicaciones. Se despliegan argumentos que rebaten las principales objeciones no solo a la gravedad del cambio climático sino al hecho de que este es producto de la humanidad. En estas primeras secciones Collings utiliza la información para sentar las bases de lo que corresponde a la reflexión que será la aportación propiamente teórica de su libro: la manera en que el ecocidio nos roba el futuro y rompe el presente.

 

En el capítulo cuatro Collings habla de una revolución ecológica imposible. Aquí lo más interesante para mí fue su explicación de la manera en que el ecocidio de cierta manera deconstruye los fundamentos de la filosofía liberal que iniciaron en la Ilustración y perviven en la contemporaneidad. Por eso me referí anteriormente al hecho de que el ecocidio irrumpe en la fantasía y el deseo. Nuestras prácticas cotidianas ocasionan el problema y cualquier proyecto de supervivencia tendría que considerar la urgencia de replantearse desde los alcances de las libertades individuales hasta lo que podría significar cualquier proyecto de emancipación colectiva. Las implicaciones de todo esto en nuestras vidas individuales son las que nos llevan a una serie de evasiones y represiones que nos permiten seguir con nuestras existencias. Collings nos dice que para nosotros el mercado y nuestros sistemas políticos son más reales que el ecocidio, y esto tiene que ver también con los ámbitos de la fantasía y el deseo. 

 

La vía de acción que propone Collings se basa en su idea de que el ecocidio nos roba el futuro y rompe nuestro presente. El futuro consistiría en que nos veremos forzados a habitar las ruinas de una civilización que nosotros mismos hemos destruido, sin la esperanza de que una nueva civilización recupere nuestro legado para erigir una nueva fundación. El presente roto implica que ya habitamos las ruinas del futuro porque todo acto humano lleva implícita cierta noción de posteridad; todo el sentido de la actividad humana se deriva de esta interacción entre el presente vivido y un futuro proyectado. La alternativa de Collings es la de optar por una ética de la responsabilidad infinita que se deriva de esta relación presente-futuro y podría caracterizarse como aprender a habitar las ruinas y practicar una ética del bien morir: en algún pasaje incluso se recurre al ejemplo de la manera en que convivimos con un enfermo terminal para presentar por analogía el tipo de ética in extremis que se propone. 

 

Después de la propuesta más filosófica, Collings aborda dos propuestas bastante polémicas para reducir la huella de carbono de cada individuo: reducir e incluso eliminar los viajes en avión y no procrear más hijos. Estas propuestas de nuevo tienen implicaciones muy fuertes en cuanto al deseo y tocan fibras muy sensibles con respecto a los fundamentos mismos de nuestro quehacer del día a día. Se relacionan bastante bien con el último capítulo donde se nos plantea que con el ecocidio el Dios que tenemos no es el de Moisés y la alianza, sino el de Job y su creación incomprensible, que no nos debe nada, a quien no tenemos nada que exigirle. 

 

 

Saludos,

Marco Antonio Alcalá Flores

 

***

 

22 de abril de 2017.

 

Estimados compañeros,

 

En el discurso de despedida del 20 de enero de 2017, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama abordo temas relacionados con el cambio climático, en particular se refirió a la reducción de la dependencia del petróleo a la mitad durante los años de gestión, en este sentido, debo comentar que el motivador principal no fue un auténtico deseo de mejorar las condiciones futuras desde el punto de vista ecológico, fue impulsado por motivaciones económicas para evitar la dependencia -política y económica-, de manera que pudiera tener mayor autonomía en el manejo de los recursos estratégicos energéticos. Esto los llevó a duplicar la energía renovable y a asumir el papel al que estamos acostumbrados.

 

Durante el discurso, Obama dice: “hemos llevado al mundo a un acuerdo que la promesa de salvar a este planeta" […] "sin acciones más audaces, nuestros hijos no tendrán tiempo para debatir la existencia del cambio climático. Estarán ocupados con sus efectos”[1].  Coincide perfectamente con lo que Collins expone en cuanto a que estamos desviando la atención en el debate hacia la existencia del cambio climático y estamos dejando del lado sus efectos.

 

Este es el video del discurso del presidente Obama (doblado al castellano), la sección a la que hago referencia está en el minuto 26:37.

 

 

Con extraordinaria claridad, Obama expone: “Ahora podemos y debemos discutir sobre el mejor enfoque para resolver el problema. Pero negar simplemente el problema no solo traiciona a las generaciones futuras, traiciona el espíritu esencial de este país, el espíritu esencial de la innovación y la solución práctica de problemas que guiaron a nuestros fundadores"[2].

 

Se trata de asumir plenamente la responsabilidad y dejar del lado el debate sobre el cambio climático y comenzar a ejecutar acciones concretas, convertir el discurso en ejecución.

 

Saludos cordiales,

 

Juan Carlos Bribiesca

  


[1] El País, Los 10 mensajes económicos de Obama en su despedida, Cinco Dias, 11 de abril de 2017, obtenido de  <http://cincodias.elpais.com/cincodias/2017/01/11/economia/1484121618_949132.html> , (visitado el 21 de abril de 2017).

 

[2] Idem.

 

*** 


 

                                                                                                                                                                     22 de abril de 2017
Saludos a todos,

No hay un error en el sistema, el sistema actual es un error.

Michael Marder y Anaïs Tondeur ofrecen varias imágenes en The Chernobyl Herbarium, fragmentos que ayuden a meditar a una conciencia que estalla, conciencia que se fragmenta al verse rebasada por lo inimaginable. Collings señala que el futuro ha sido robado y nuestro presente de encuentra en jaque, completamente fracturado. Todo apunta a la progresiva extincion de las especies, sin embargo, todavía seguimos vivos, enfermos pero vivos. Imaginar el desenlace es impensable, deconstruir lo que damos por realidad y actuar en pos de otros escenarios posibles, pone a prueba a la conciencia, cuestionando la posición del propio sujeto frente al mundo.

Nos encontramos tan inmersos en la catástrofe que es difícil encararla, aceptarla y discernir entre la realidad actual, la ideal y la posible. China es una de las ciudades más contaminadas del planeta, algunos jóvenes recuerdan que hace años no existía tanta contaminación, pero no recuerdan un paisaje sin contaminación ya que nunca lo han vivido. Es la tierra que heredamos de las generaciones pasadas que vislumbraban un futuro distinto, seguramente no esperaban un futuro apocalíptico para sus hijos. Desde hace mucho contamos con mares acidificacados, contaminación por petróleo, gases tóxicos y radiación. Heredamos una tierra gravemente herida, tanto el aire como la tierra, agua, alimento y todas las especies están comprometidas, igual que el presente que nos toca vivir y que definirá el futuro. Se modifican los conceptos de bienestar, vida, supervivencia, extinción y todo tipo de creencias que intentan reconstruir un esquema caduco. No hemos tenido noticias de que algún ecosistema se regenere ni que la radiación vaya a la baja, la preocupación de la mayoría se encuentra en valores especulativos electorales o económicos. Cualquier cambio a nivel masivo dentro del sistema actual, repercutirá en la desestabilización del sistema. ¿Cómo encarar un futuro evanescente y un presente incierto?  

Cualquier solución entraña una violencia para el pensamiento, las costumbres, creencias y sobre todo para el inconsciente, innato e indestructible narcisismo (Collings: 36). Suena lejano considerar a futuras generaciones cuando, como sociedad, no hemos redefinido aún nuestro presente. Son varios factores y resistencias que detienen al ser humano a un cambio tan trascendental y Collings los comprende bastante bien, por un lado se encuentra la incredulidad ante la posibilidad de atisbar a un horror infinito, la imposibilidad por la que se atraviesa al intentar simbolizar el futuro o el presente traumático. El sentimiento de pérdida de control ante lo que nos rebasa también implica pensar en las responsabilidades que dependen de uno.

"The first step in doing so is simply for us to accept the present horror in full. Doing so is surprisingly rare" (Collings:137)

Esperar un cambio social masivo que tenga fines similares de protección a los seres y al medio, requiere tiempo, tiempo que para Collings se encuentra vencido, cualquier acción ya llega con retraso. El paso más inmediato y necesario será traducir catástrofe, cambio climático y extinción de tal manera que promuevan una toma de decisiones que contemplen a cada ser desde su singularidad y desde el derecho que tenemos todos de vivir, en conjunto.


E-Waste Hell
expone las distintas prácticas sociales en torno a los desperdicios tecnológicos que son enviados a África; desde niños, la forma que conocen de generar dinero es por medio de la quema de electrodomésticos para recuperar  y vender el cobre y otros materiales. Otra práctica que se desarrolla es la recopilación de datos en discos duros para la posterior extorsión de las personas.




Memorias del futuro, 2012, Dir. Rodrigo Reyes (Un documental de ciencia ficción, crónica del Apocalipsis de México)


Memorias del futuro, 2012, Dir. Rodrigo Reyes 
 


E-Waste Hell, SBS Dateline


Cristina Rebollar

 


 

 

 

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